“Creo
que me gusta actuar lo que no existe”.
Javier Lorenzo en Cineastas de Mariano
Pensotti, Teatro Sarmiento
“Cineastas”, la obra de Mariano Pensotti, plantea que al mismo tiempo que la ficción se alimenta de la
realidad, nos influye lo que recibimos de la ficción y muchas de nuestras
conductas, reacciones y decisiones son el resultado de esa influencia. Así también
su obra accionará sobre nuestra vida y son los actores los que dejan en nuestra
memoria las expresiones que teñirán las nuestras en la vida real.
Javier Lorenzo es uno de los actores, interpretando varios personajes como lo
hacía en El pasado es un animal grotesco,
la obra anterior de Pensotti. Es su firma actoral hacer que comprendamos las
más inverosímiles situaciones y los estados más complejos -como la del
secuestrado obligado a vestirse de Ronald Mc Donald- para amarlo, reír,
comprenderlo, llorar y rogar por él, todo al mismo tiempo.
En
un escenario de dos plantas donde se distribuyen los argumentos ficcionales de las
películas en una y las vidas de los cineastas que las imaginan y dirigen en
otra, los actores despliegan una rutina exigente, vertiginosa de textos y
movimientos, entretejiendo una variedad completa de emociones dispares a toda velocidad.
Javier Lorenzo se encuentra otra vez en medio del baile al que lo convoca
Mariano Pensotti junto a sus compañeros -Horacio Acosta, Elisa Carricajo,
Valeria Lois y Marcelo Subiotto- y han sido entrenados durante meses para poder
mantener el ritmo frenético de “Cineastas” con fluidez (meses que no habían
sido aún cobrados, como nos enteramos por un comunicado de la AAA al final de la función que
me tocó ver). Y no se trata solo de
movimientos que hacen gala de un virtuosismo corporal, es un todo de palabras
agolpadas en textos que queremos escuchar íntegros, de gestos grandes y otros
casi imperceptibles de respuestas, de cambios abruptos de estado de ánimo en la
muy posible vida de estos cineastas involucrados con sus películas como se
involucran los directores de cine en países como los nuestros: el todo por el
todo y no se sabe con qué empecinamiento maníaco y vital, mientras la vida
transcurre como un lanzamiento de jabalinas transversal, irreversible y
violenta. El director más comercial de los cuatro, al que se le hace más fácil,
se entera que tiene una enfermedad incurable, entonces empieza a incluir
sucesos de su vida personal en el guión. Una directora experimental se separa
de su marido mientras realiza un documental sobre la separación de la Unión Soviética
vista a través de sus películas musicales. Una directora independiente hija de un desaparecido y de novia con una
chica, recibe el encargo de filmar una película que la mortifica sobre un
desaparecido que sorpresivamente regresa vivo en el 2013 y desequilibra la vida
de sus hijos. Un cineasta sin dinero tiene que trabajar en McDonalds para vivir y roba plata para
filmar una película que intenta ridiculizar a las multinacionales y su
imaginario, al mismo tiempo que empieza a ganar posiciones en la empresa hasta casi
olvidar su proyecto. Las vidas de los cineastas les tironea de la ropa y de los
pelos para llamarles la atención mientras intentan llevar a cabo sus proyectos,
ficciones que creen elegir pero que terminan eligiéndolos a ellos.
En un momento te fuiste de tu pueblo
Javier, ¿qué querías hacer? ¿Por qué te fuiste? ¿Cuándo fue?
Sentí que me quería ir en la adolescencia. No sabía bien
ni a donde ni a qué, solamente imaginaba vivir en una ciudad grande y en el
anonimato. Primero me fui a estudiar a La Plata -licenciatura en informática- y me quedaba
chica, quería perderme y era imposible.
Un día vine a visitar a una amiga a Bs As y entendí que era acá donde
quería estar. Empecé a estudiar teatro después de algunos fracasos
universitarios. Una amiga estudiaba teatro y me decía “vos tenés que estudiar
teatro”. Y empecé, pero sin ninguna convicción de que quería ser actor. Pero
creo que es lo primero que hice con mucha responsabilidad.
¿Cómo contribuyó esta decisión y la elección de
actuar en tu formación personal? ¿Cómo se sabe qué es lo que se quiere hacer y
ser en ese momento que no sabemos nada demasiado?
No creo que sería el mismo si
no hubiese sido actor. No me imagino haciendo otra cosa. Además ser actor me da el tipo de vida que tiene que
ver conmigo. Sin horarios fijos, trabajar con mucha gente distinta todo el
tiempo, viajar sin tener que organizar el viaje, dormir hasta tarde, no tener
el peso del domingo pensando que el lunes empieza todo de nuevo.
Las cosas ocurren, no las
pienso mucho, no podría decir el porque de mi vocación o de porque me enamoro
cuando me enamoro, creo que son cosas que exceden mi razonamiento. Con respecto
al trabajo, tengo la suerte de que desde hace algunos años está absolutamente
ligado al placer. Quiero decir que actúo en las obras que me gustan y con la
gente que me gusta estar. Por eso mi trabajo es poco trabajoso, mas allá de la
dedicación y el esfuerzo que demanden. No considero que tenga una vida
sacrificada, a muchos les gusta decir eso de si mismos, a mí me da vergüenza.
He trabajado bastante como la gran mayoría pero para mi nunca fue un
sacrificio. Con “El pasado es un animal grotesco” viajamos un montón y hasta estuvimos
de gira dos meses por EE.UU, cada tanto nos mirábamos y nos decíamos “que culo
que tenemos che”. También doy clases en el IUNA (mi trabajo estable) otro
trabajo que disfruto y en el que aprendo todo el tiempo.
¿Hay
alguna clave a la hora de entender que el trabajo puede ser algo placentero y
que de todos modos implica trabajo, responsabilidad y el cuidado de la relación
con otros?
Para mí, mi trabajo es un encuentro de tipo
amoroso con otros, y mi actitud es siempre tratar que la relación funcione. No
me interesa otra forma de trabajo. “Cineastas” es lo que es por el talento de
todos pero también por el encuentro que se produjo. El hecho de que disfrute
tanto de este trabajo tiene que ver con la obra, con lo que me toca pero
también con que me gusta encontrarme con el grupo. Ir de gira con las obras de
Mariano es como irse de viaje de egresados, otro de sus grandes talentos es la
manera en la que forma equipos. Un placer enorme.
Y al
dar clases ¿usás los mismos principios?
Desde el primer día les digo
siempre a los alumnos que este es un encuentro, y que como cualquier encuentro
puede funcionar o no, y esto no da cuenta necesariamente del talento de ninguna
de las partes. “Dedicate a otra cosa” es una frase que habla del que la
dice. En su lugar, si la cosa no
funciona yo digo: “probá con otro”.
¿Cómo
conseguís ese efecto de risa piadosa que provocan los personajes que
interpretás?
Cuando actúo diferentes
personajes no pienso en nadie en particular. Esos particulares están
seguramente registrados en mi imaginación. Creo que me gusta actuar lo que no
existe. Supongo que por eso hago el tipo de teatro que hago. En las obras de
Mariano lo que primero hay que entender, es algo tan básico, pero que a veces
nos olvidamos, que es que actuar es un juego, apasionado como un partido de
truco, pero es un juego que cobra sentido solo si se lo juega en serio sabiendo
que nada tan importante está en juego. No les creo a los actores que actúan
avisando desde su actitud que están haciendo algo importantísimo, o que son
sumamente inteligentes o que sufren muchísimo. Creo que una de mis principales
búsquedas cuando actúo es poner en escena mi vulnerabilidad. Algo que me ha
costado mucho, por ese deseo de agradar, de estar bien etc, Me gustan los actores que no esconden la
posibilidad del error
¿Algo sobre el futuro?
No tengo muchas decisiones tomadas ni en mi
vida privada ni en la laboral, simplemente voy viendo que me va pasando. Será
por eso que no construyo cosas duraderas. Será por eso que hago teatro. Algunas
veces cuando estoy actuando y siento que “está ocurriendo” pienso en ese
momento y en como hacer para que se repita, dificilísimo como el amor. No me
interesa la “carrera”, esa idea de que
hay que construir algo con determinados pasos para llegar quien sabe donde. De
lo que más me enorgullezco es de mis amigos. Tengo varios y de diferente
antigüedad y a los que veo con diferente frecuencia (eso es lo único duradero
que armé). ¡Qué suerte los amigos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario